miércoles, 18 de junio de 2014

1 Tesalonicenses 5.12-18

CCP – 15-6-14
Cuestiones de Familia
1 Tes. 5.12-28

·         ¿Sociedad sin familias, sería posible?  “hermanos” – nombre favorito de Pablo en sus cartas – más de 60x en sus cartas, y 27x en Tesalonicenses.  Somos una familia.
·         ¿Le damos importancia a nuestra iglesia como nuestra familia?  ¿Abandonamos cuando no nos gusta algo?  ¿Qué necesitamos como familia para que seamos fuertes y felices?
I. Liderazgo en la Familia (5.12,13)
Peligros de una familia sin un padre (criminales, convictos, drogadictos, etc., mayoría sin un papá).  Así también Dios ha establecido que hayan lideres en la iglesia local 
·         La familia de la iglesia debe tener liderazgo espiritual, y este liderazgo recae en el pastor, ancianos y en diáconos. La iglesia puede establecer cuantas organizaciones le plazca (siempre que estos grupos se organicen de acuerdo a las pautas bíblicas). El pastor y ancianos, sin embargo, deben guiar y dirigir al rebaño conforme Dios dirige.
·         Pero esta familia necesita y quiere las oraciones y el consejo del pueblo, en especial de los líderes elegidos; pero todos en la iglesia deben respetar el liderazgo que Dios provee. Los cristianos deben:
1)        aceptar a sus líderes (Ef 4.7–11; 1 P 5.1–5);
2)        honrarlos, reconociendo el trabajo que hacen;
3)       amarlos; y
4)       siguiéndolos (Heb 13.7–9, 17, 24). Dondequiera que hay una iglesia desunida con frecuencia es porque el pastor no asume la responsabilidad del liderazgo, o porque los miembros le impiden que dirija. Téngan presente que el liderazgo no es dictadura. El líder da ejemplo, paga el precio y procura ayudar a otros en amor cristiano. El dictador usa la ley, no el amor; no guía, arrea; y sus motivos son egoístas, incluso aunque piensen que lo hace por el bien de la iglesia.
II. Cooperación en la Familia (5.14-15)
·         No es suficiente tener liderazgo en la iglesia; también debe haber compañerismo, donde cada miembro hace su parte del trabajo. 1 Pe.4.7–11 nos recuerda que cada cristiano es un administrador de un don espiritual y que debemos usarlo para el bien de otros y la gloria del Señor.
·         Pablo especifica ciertas clases de cristianos que necesitan ayuda especial:
1)        A los ociosos (“holgazanes” NVI, “perezosos” NTV, y “indisciplinados” BLA): a los descuidados que no se dejan gobernar, los que se salen de los límites, se les debe amonestar. Aparentemente no surtió efecto, según 2 Tes. 3.6,11.
2)       A los de poco ánimo o desanimados o tímidos: a los desalentados se les debe animar y estimular (Heb.10.24-25).
3)       A los débiles: los que no han madurado en el Señor (Ro 14.1–5), se les debe tener paciencia y apoyar hasta que puedan caminar en el Señor.
4)       A los vengativos (15):  A veces podemos provocar la ira o un rechazo en alguien sin darnos cuenta, ya sea por aun querer llevarnos bien, pero no lo entienden así.  Igual debemos estar siempre listos a perdonarnos.
III. Alabanza en la Familia (5.16–18)
·         William Temple, quien fuera un pastor Anglicano, dijo:
o        Adorar es…
Avivar la consciencia por medio de la santidad de Dios;
Alimentar la mente con la verdad de Dios;
Llenar la imaginación con la belleza de Dios;
Abrir el corazón con el amor de Dios;
Y consagrar la voluntad al propósito de Dios.
·         La adoración debe ser con
1)       Con Alegría (16).  El gozo siempre trae paz y aliviana la carga de servir a otros.  Neh. 8.10 “El Gozo del Señor es nuestra fortaleza”.  Cada iglesia tiene sus "caras largas", pero Dios quiere que seamos felices y cada uno debe obedecer este mandato.  Es fruto del Espíritu.  El creyente que anda en el Señor y mantiene comunión con Él, siempre tendrá motivos para tener gozo y dar gracias.
2)       Con Oración (17).  Es la actitud del corazón, no repetición (Mat.6.7). Cuando nuestros corazones desean lo que Dios desea, estamos orando siempre conforme el Espíritu intercede por nosotros y en nosotros (Ro 8.26, 27).
3)       Con Agradecimiento (18) – para lo cual usamos salmos, himnos, y cánticos espirituales. Al aumentar nuestro conocimiento de la Palabra, aumenta nuestro agradecimiento, y podemos dar gracias “en TODO”.
IV. Enseñanza en la Familia (5.19–21)
1)       Sin Apagar el Espíritu (19) – Puede haber emoción sin convicción; donde no se predica la verdad, el Esp. Santo no está obrando.
2)       Sin Menospreciar la Predicación. En la iglesia primitiva «profetizar» era la obra inmediata del Espíritu (1 Cor. 12—14 menciona tres dones dado al profeta de ese tiempo:  profecía, lenguas, y palabra de ciencia); el profeta daba el mensaje de Dios. Pero Satanás es el falsificador, de modo que es necesario probar los mensajes (véanse 1 Co 12.10; 14.29–33). El peligro era que los creyentes «podían excederse» en abusos emocionales o ir al otro extremo, apagar el Espíritu al rechazar sus revelaciones.
3)       Sin Aceptarlo Todo (v. 21) Hay que examinar todo con cuidad, y retener lo que es bíblico, es el consejo que debemos seguir siempre que oigamos o leamos un mensaje de la Palabra.
V. Fidelidad en la Familia (5.22–24)

·         v. 22  «Especie de mal» quiere decir «toda forma de mal». Por supuesto, ningún santo debería permitir en su vida ninguna cosa que otros podrían entender mal o criticar. Debemos alejarnos de toda apariencia de mal.

·         v. 23.  Si nos rendimos a Dios, Él es fiel para edificarnos en santidad. La oración, el amor fraternal y la atención a la Palabra de Dios nos santificará y nos mantendrá preparados para el regreso de Cristo.

·         v.24 - ¿Y quién lo hará?  Cristo mismo obrando en nosotros.

VI. Comunión en la Familia (5.25-28)

·         Debemos orar los unos por los otros (25);  Saludarnos con amor cristiano – ej, después de la reunión—en la puerta (26); escuchar lo que la Biblia dice cuando otros lo leen (27), y finalmente, humillarnos ante el Señor y los demás para así recibir su gracia (28)


En Síntesis…
·         Vivamos en paz como familia, buscando el bien de los demás, incluyendo a los desalentados, débiles y problemáticos; usemos nuestro tiempo de alabanza con gozo, oración y agradecimiento; estemos atentos a la enseñanza de la Palabra, y busquemos la comunión con los demás.
·         La “cadena de oro” que se repite:  la oración, que nos fortalece y donde demostramos nuestra dependencia de Dios.


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