De
Riquezas a Pobreza
1 Corintios 1.1-9
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La vida de Edgar Allan Poe, 1809 a 1849, autor, poeta, periodista,
con muchos cuentos de terror como el Gato
Negro, El Cuervo, y El Pozo y el Péndulo, en sus cortos 40 años fue de
riqueza a pobreza.
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Adoptado por padres que lo amaban, lo enviaron a Inglaterra para
su educación. Pero algunos sucesos
cambiaron su vida: murió su novia de
tuberculosis, cuando entró a abusar de alcohol y drogas, se involucró con
satanismo y lo oculto. Murió al fin en
la cuneta de una calle de Baltimore.
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Comenzó con dinero e inteligencia, tuvo fama y prestigio, pero en
poco tiempo pasó a ser un pobre desgraciado.
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Este trayecto puede pasar en iglesias también. Pasó en la iglesia de Corinto. Tuvo un comienzo hermoso y rico, parecía
invencible.
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En 1 Corintos Pablo se dirige a la condición espiritual muy pobre
de la iglesia y les dice como ser restaurada a una riqueza espiritual.
El Autor y su
Compañero, 1.1
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Obviamente los corintios sabían que Pablo era un apóstol. ¿Por qué
recordárselos? Porque solo una persona
con tal autoridad podría traerles los reproches, las palabras de reprensión, y
la crítica severa que estaba por traerles, … y que ellos los acepten.
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Que Pablo era apóstol significaba 4 cosas:
o
Fue comisionado directamente por el Señor. Cristo le apareció y lo declaró su
instrumento para llevar el evangelio (Hech.9.15)
o
Había visto al Cristo resucitado con sus ojos. ¿Cuándo? El mismo
día en camino a Damasco persiguiendo a cristianos (Hch.9.1-19).
o
Pablo tuvo la autoridad suprema de llevar a cabo milagros,
discernir entre lo verdadero y falso; hablar con autoridad sin error y con
poder (19.11,12).
o
Daba cuenta a nadie sino a Dios.
Independiente de qué dirán, le era más importante gozar el favor de Dios
que el del hombre (Gál. 1.10)
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También menciona al hermano “Sóstenes”. No se sabe bien quién era,
pero seguro que era su amanuenses, su
secretario que escribió las palabras de Pablo al dictarlas. También seguro que era conocido.
Los Receptores (1.2-3)
Quienes Eran.
La carta se dirige a la iglesia en Corinto.
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La palabra ekklesia
significa “llamado fuera”. El local que
llamamos iglesia solo hospeda la verdadera iglesia. Cuando salimos, la iglesia sale, pues somos
la iglesia.
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También los llama santos
o santificados. “Apartados por Dios para
ser su pueblo santo”. Santificación no
depende de nosotros sino que es nuestra posición en Cristo. Es como Dios nos ve y es como debemos
vivir. Significa “devoto, consagrado,
puro”.
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Es difícil para los que luchamos cada día con el pecado, nos
entregamos a la tentación una y otra vez, pensar que somos santos ante los ojos
de Dios. Pero eso es lo grandioso de su
gracia.
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Por la muerte de Jesús en la cruz somos vestidos en su justicia y
santidad. Y cuando Dios nos mira nos ve
vestido en su Hijo. Por lo tanto,
debemos descansar en Él (Rom. 6.1-7)
Dónde Viven. En “Corinto”.
Una ciudad sin significado espiritual como muchas otras. No necesita uno vivir en un lugar apartado
por Dios para caminar con Cristo. Nuestra
identidad es con el Señor como miembros de su cuerpo y familia mundial. No con una ciudad o un predicador.
Qué Necesitaban, v. 3.
Pablo los saluda con el deseo que experimenten la gracia y paz—dos
virtudes necesarias para que una iglesia esté en armonía. Tener gracia para vivir en paz (Ef. 4.32).
Las Riquezas de los Corinitos, (1.4-7)
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Pablo ve a la iglesia en Cristo antes de señalar otras cosas. Se examinan los problemas,
se lamentan, pero a menudo no se mira lo que Dios ya ha hecho en Cristo. Esto
traería mucho pesimismo.
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Cuando miramos a los demás, ¿nos
enceguecemos con las faltas y debilidades de otros, sin poder ver lo que Dios
ha hecho?
Genuinamente Salvos (4). ¿Qué puede ser más importante? A pesar de nuestra rebelión, Dios nos ama
(Rom.5.8) y nos ofrece todo, aun cuando lo despreciamos. Los corintios habían experimentado la gracia
de Dios, habiendo recibido su regalo de la salvación cuando confiaron en
Cristo.
Generosamente Preparados. Los corintios habían recibido buena enseñanza
bíblica (v.5). Así recibieron “palabra y conocimiento” a través de la
enseñanza de Pablo y Apolos
Seguramente Confirmados (6). Sus vidas fueron firmemente
aseguradas, establecidas en el evangelio.
Fueron enseñados de tal manera que estaban bien arraigados en el
entendimiento de Cristo.
Espiritualmente Dotados (7). En cuanto a los dones, los tenían todos, “de modo que” no les faltaba nada. ¿Cómo está tu salud espiritual? ¿Estás débil
por alimentarte de comidas rápidas, papas fritas, café y facturas espirituales? ¿O estás alimentándote de miel y carne de la
Palabra de Dios?
Proféticamente Alertas (7b). Ellos sabían que la venida del Señor estaba
cerca. Estamos en los últimos días y
ellos vivían en anticipación del día en que verían Su cara (Fil. 3.20).
Las Recompensas, 1.8-9. Después
de recordarles sus riquezas, Pablo menciona dos recompensas dadas como santos…
las que también podemos reclamar.
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En la eternidad seremos irreprochables, intachables. Nunca seremos acusados por ángeles o por Dios
mismo.
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La segunda recompensa es para gozar mientras esperamos. No solo
estaremos por la eternidad con Jesús, pero ahora mismo podemos comunión
con el Señor.
Principios para
Poner en Práctica. Somos mucho como los corintos:
elegidos, enriquecidos, establecidos en Cristo.
Pero hay una diferencia importante.
Nosotros tenemos la
oportunidad de estudiar las vidas de las iglesias primitivas y aprender cómo
podemos aferrarnos a las promesas que Cristo nos ha dado. Como NO dejar que el pecado cambie nuestra
riqueza en pobreza. Veamos cuatro
principios que nos ayudarán:
1.
No permitamos que nada disminuya
nuestra gratitud por los demás. Todos tenemos faltas. Pero en vez de rechazarnos por nuestras
debilidades, necesitamos dar gracias por cada uno. Recuerda… el Señor está obrando en nosotros,
sacando las imperfecciones, hasta que algún día estemos todos parados
intachables ante Él.
2.
Todo lo bueno que hacemos o
tenemos es por gracia. Los corintios eran ricos
solo por lo que Dios estaba haciendo en sus vidas. Solo su gracia nos ha traído a donde estamos
ahora (Ef.1.7-8a, 2.8-9).
3.
Un comienzo rico y bueno no es
garantía de un buen fin. Sabemos que mientras más
grande, más fuerte se cae.
Prov.16.18—Mientras más grande que el hombre piensa que es, más fuerte será su caída. Los corintios dejaron que su salud espiritual
los llene de orgullo por lo cual cayeron.
Como creyentes debemos guardar nuestros corazones del orgullo y siempre
dar a Dios la gloria.
4.
Ningún fracaso puede quitar
nuestra aceptación ante Dios. Aun cuando cambiaron sus
riquezas por pobrezas debido al pecado, se mantuvieron intachables ante los ojos de Dios (Rom. 8.1). Eran carnales, pero estaban seguros en las
manos de Cristo que ni Satanás pudo quitarlos de las manos de Cristo (Juan
10.28). Si estás caminando con el Señor
y gozando de las riquezas de sus bendiciones, o revolcándote en la cuneta de la
vida, aférrate a la cruz, sujetate a sus promesas.
¿Cómo se está demostrando la gracia de Dios en tu
vida? Seguro han habido ejemplos en tu vida, motivos y
desafíos para vivir una vida entregada a Cristo. Entrégale tu vida a Él.