CCP-17-1-16
Los Muertos Vivos
1 Corintios 15.35-58
- · Repaso – el Evangelio (3-4) – ¡y el Cristo Resucitado! (“Porque Él vive…”)
- · Porque Él vive…gozamos de una vida abundante y tenemos la esperanza segura de ver a nuestros seres queridos otra vez. Porque Jesús vive, gozaremos la victoria sobre la muerte y el cementerio.
- · Pero todo eso es en el futuro. Lo que necesitamos es esperanza para hoy y Pablo nos da esas palabras hoy. Nos dice que el Cristianismo es más que el querer morir para estar en un lugar mejor. Podemos recibir aliento y consuelo ahora.
A. PARA RESUCITAR HAY QUE MORIR. 35-37
- · Explicación del v.29. Seguramente se refiere a creyentes nuevos que desean bautizarse para “tomar la posta” de algún creyente que había fallecido.
- · “¿Cómo resucitan los muertos?...” v. 35. ¿Qué pasa cuando el cuerpo es puesto en la tumba? Se vuelve a ser tierra. Reorganizar ese cuerpo cuerpo parecería imposible a nuestras mentes. Pero la fe no pone la razón a un lado. Lo suplementa. Solo la Palabra de Dios nos da la respuesta.
- · Pablo responde las preguntas con un ejemplo del campo. Un grano de trigo no va a germinar al menos que muera y se pudra primero. Marcos 4.26-28
- · Ya que hay un orden en la naturaleza, podemos esperar un orden en la resurrección del cuerpo.
B. TENDREMOS INDIVIDUALIDAD Y MEJORAS. 38-44
- · Aunque todas las semillas se parecen, cada uno es distinta a la otra. Cada creyente mantendrá su individualidad e identidad. Pero nuestro cuerpo de resurrección será muy distinto al actual. Pablo lo hace claro con cuatro paralelos.
b. Se siembra en deshonra, resucita en gloria. ¡Cuánto dolor hay por lo general antes del momento de la muerte. ¡Cuánta deshonra! Pero los creyentes En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. 21 Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas.
c. Se siembra en debilidad, resucitará en poder. Nunca tendremos que restaurar nuestros cuerpos. Nunca se cansará ni necesitaremos dormir. No habrá debilidad que impida nuestra actividad. ¡Tendremos un cuerpo y poder similar al cuerpo resucitado de nuestro Señor!
d. Se siembra natural, resucitará espiritual. ¿Seremos fantasmas? ¡No! Seremos visibles y tangibles, pero no sujetos a las leyes naturales como ahora. Estaremos sujetos a leyes más bien espirituales.
·
Cristo, cuando resucitó, si quiso comer, comió, aunque
no lo necesitaba. Pasaba por puertas cerradas.
Desaparecía. Pero dijo, “un espíritu no tiene carne y huesos, como
ustedes ven que tengo” (Lucas 24.39).
¿Qué nos esperará ese futuro?
C. TENDREMOS IMAGEN E INMORTALIDAD, 40-50.
·
Todos descendemos de Adán, quien recibió vida y fue
progenitor de la raza humana. Y
guardamos la imagen de nuestros progenitores.
Pero el último Adán, Cristo, es el que da vida. En vez de recibir vida, Él da. 1 Juan 3.2.
Entonces tendremos SU imagen. No
que todos seremos iguales, como ahora, sino que llevaremos la imagen de Cristo
pues seremos como Él es.
D. SE NOS REVELA UN MISTERIO, 51-57.
- · Al corregir la iglesia en Corinto en cuanto a la resurrección de Cristo, ahora el apóstol revela un “misterio”. Previamente una verdad escondida, ahora revela por el Espíritu Santo que no todo Cristiano dormirá o morirá (“dormir” se refiere al cuerpo, no al alma).
- · Será en “un momento, en un abrir y cerrar de ojo”. La palabra “momento” viene de la misma palabra que nos da “átomo”. Algo indivisible. Un nanosegundo. En un “abrir y cerrar de ojo” o un pestañeo, Cristo vendrá sin anunciarse. Un momento los creyentes están, próximo momento ya no están, ya estén vivos o muertos. Por eso Jesús dijo “Estén listos, pues en la hora que no piensan, vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24.44).
- · “Nosotros seremos transformados” – ¿Quiénes? – los “hermanos” del v.50.
- · ¿Qué pasa con los que se quedan atrás? Será un momento de tristeza para muchos. Familiares serán arrancados de los que no pusieron su fe solo en Cristo. Y comenzará un tiempo de verdadero infierno aquí en la tierra, y probablemente irán al infierno para la eternidad. Y lo peor de todo… no tenía que ser así. Los que aún están sin Cristo, pueden ser salvos e ir al cielo si reciben a Cristo.
- · Seremos “transformados” o sea, cambiar por algo que no era, hacer que algo deje de existir y que otra cosa tome su lugar. Primero nuestra vida cambió. Algún día nuestro cuerpo cambiará. Un momento estaremos en estos cuerpos pecaminosos y decadentes, y en otro seremos como Jesús! Nos vamos a “vestir” de incorrupción (53).
- · La trompeta anunciará el fin de la edad de la iglesia. Es el toque de triunfo y de victoria sobre la muerte, sepulcro, pecado, y la ley para el creyente. Cuatro cosas desagradables y horribles.
- · La misma verdad se revela en 1 Tes. 4.16-18. Si como creyentes morimos y resucitamos, o si somos arrebatados para encontrarnos con Jesucristo, todos cambiaremos (v. 52-53). Luego cada creyente puede gritar, “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?!”
E. EXHORTACIÓN, 58
- · Muchas veces las grandes enseñanzas o doctrinas bíblicas son seguidas por un “Así que” o “Por lo tanto”. Se nos desafía a que seamos o hagamos debido a lo que ha sido hecho por nosotros.
- · Se nos desafía a que seamos:
o
Firmes. Debemos tomar la decisión de afirmar nuestra
posición con el Señor.
o
Constantes. La idea de ser inamovibles o “peso muerto”.
Que sea difícil que algo nos cause a cambiar de posición.
o
Creciendo
en la obra. No nos
estanquemos. Sigamos adelante. Algunos
de ustedes volverán a sus pueblos y ciudades.
Pero no vuelvan a la vida de antes.
Tienen que involucrarse en una buena iglesia y crecer con los hermanos
allí.
o
Tenemos la seguridad que lo que hagamos para el Señor
no será en vano, si lo hacemos para Él.
- · ¿Qué menos se puede esperar de pecadores que han sido comprados por la sangre de Cristo y son ahora salvos?
- · Después de reprocharles pero con mucho amor, el Apóstol se goza en el triunfo final de los hijos de Dios. Desde el comienzo hasta el final, la salvación demanda el grito triunfal “…gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (57).
Sí, la iglesia en Corinto fue
corregida. Pero corregida, ¡la iglesia
siguió en píe! Y algún día, el Señor Jesús la “presentará a si mismo una iglesia gloriosa,
sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”
(Ef.5.27).
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