CCP – 27-4-14
El
Siervo Ideal
1 Tesalonicenses 2
El capítulo 1 describe a la iglesia ideal; el capítulo 2 muestra un
cuadro del siervo cristiano ideal. Pablo nos ha dicho cómo el evangelio llegó a
Tesalónica; ahora nos dice cómo ministró a los jóvenes creyentes. Esto es un
bosquejo del «programa de seguimiento» que usaba Pablo y explica por qué la
mayoría de sus convertidos permanecieron fieles al Señor y por qué sus iglesias
crecieron. Nos da cuatro cuadros del obrero cristiano ideal.
I. Pablo, un Siervo Fiel (2.1–6)
¡Qué tremendo privilegio «que se nos confiase el
evangelio»! (2.4). Con frecuencia hablamos de la mayordomía de las cosas
materiales, pero necesitamos también recordar que cada creyente es un mayordomo
del evangelio y de la Palabra. Dios dio el mensaje a Pablo (1 Ti 1.11); Pablo a
su vez lo encargó a Timoteo (1 Ti 6.20) y se esperaba que este lo confiara a
personas fieles de las iglesias, quienes a su vez lo encargarían a otros (2 Ti
2.2). La principal responsabilidad de un administrador es ser fiel (1 Co 4.1,
2); y es en base a esta fidelidad que seremos probados y recompensados cuando
Cristo venga.
Para ser fiel a su mayordomía el creyente debe
estar dispuesto a sufrir. A Pablo y a Silas les habían tratado vergonzosamente
en Filipos (Hch 16.19–24) y podían haber dado toda clase de excusas para unas
vacaciones. Pero sabían que Dios les había confiado el evangelio y que tenían
que llevar el mensaje a otras ciudades. En lugar de atemorizarse, eran
intrépidos para proclamar las buenas nuevas. Pero habían calumnias que
divulgaban los oponentes de Pablo.
Veamos algunas de las acusaciones contra
Pablo… después de todo, “por algo” Pablo
fue maltratado y encarcelado en Filipos – donde el carcelero y familia fueron
convertidos.
- Las
predicaciones de Pablo eran pura fantasía (3a), basadas en el error. Hasta la familia misma de Jesús lo trató
como loco (Mr.3.21)
- Las
predicaciones de Pablo procedían de motivos impuros (3b); era común
entonces acusar a cristianos de orgías sexuales, con el beso santo (5.26)
y fiestas de amor o ágape.
- Las
predicaciones de Pablo eran para engañar a la gente (3c); bajo Hitler en Alemania se descubrió que
si se repite una mentira suficientes veces, y en voz fuerte, eventualmente
se acepta como la verdad.
- Pablo buscaba
la aprobación de la gente en vez la de Dios (4). Pablo predicaba la
libertad del Evangelio y de la gracia en frente a la esclavitud del
pecado. Sigue habiendo personas que
creen que ser espiritual es no demostrar gozo y siempre hablar y juzgar a
otros negativamente. Le pasó lo
mismo a Jesús.
- Que Pablo
buscaba enriquecerse con el Evangelio (5,9). El Didache
o Doctrina de los Apóstoles
decía que había que recibir al apóstol como al Señor. Si se queda uno o
dos días, está bien, pero si se queda tres días es un falso profeta. Y más cuando no tiene profesión y pide
dinero. Es un traficante de Cristo.
- Pablo buscaba
prestigio personal (6). En vez de
presentar el Mensaje de la Palabra, hablaba más de sí mismo. En 1.5 no dice “llegamos a ustedes, aquí
estoy”, sino “nuestro evangelio llegó a ustedes”.
- Que era un dictador (7). Todo lo contrario, era como “una madre que amamanta y cuida a sus hijos” (NVI). Eran sus hijos espirituales, y los cuidaba como correspondía.
II. Pablo, como madre amorosa (2.7,8)
Parece extraño que Pablo se auto compare en el
versículo 7 con una «nodriza que cuida con ternura». (Considérese también 1 Co
4.14, 15 donde afirma que como padre espiritual había «engendrado» a los santos
en Corinto mediante el evangelio.) En vv.9–13 Pablo usa la imagen de un padre,
pero el pensamiento principal aquí es el del cuidado amoroso. Los nuevos
cristianos necesitan amor, alimento y cuidado cariñoso, así como la madre lo
daría a sus hijos. Los niños recién nacidos necesitan la leche de la Palabra (1
P 2.2) y deben «graduarse» al alimento sólido.
La manera en que la madre alimenta al hijo es casi
tan importante como el alimento que le da. Qué importante es que nosotros, que
somos cristianos más viejos, alimentemos a los jóvenes creyentes con amor y
paciencia.
III. Pablo, como padre preocupado (2.9–16)
Nótese el ministerio «paternal» de Pablo: trabajó
(v. 9a), predicó (v. 9b), se comportó (v. 10), exhortó (v. 11) y sufrió (v.
14). Un padre debe velar por su familia y sacrificarse por su bienestar. La madre nutre, el padre los enseña. Los hijos son grandes imitadores y es
importante que las vidas de los «padres espirituales» sean ejemplares.
Pablo podía haber reclamado sus derechos como
apóstol y exigido que la iglesia lo sostuviera (2.6); pero en lugar de eso,
sacrificadamente trabajaba con sus manos para ministrar en la iglesia. Los
padres no imponen a sus niños pequeños el pago por el cuidado que reciben.
Pablo también se cuidaba de vivir una vida santa (a Dios), justa (ante el
hombre) y sin tacha (ante sí mismo).
Uno de los deberes de los padres es exhortar y
educar a sus hijos, y Pablo hizo esto en Tesalónica. Proveyó enseñanza
individual y personal («a cada uno de vosotros»), así como en el ministerio
público de la iglesia. Los líderes espirituales no dependen únicamente de su
ministerio público; sus hijos espirituales necesitan además estímulo y consejo
personal. El ministerio triple de Pablo como padre era: (1) «exhortar» o animar;
(2) «consolar» o estimular; y (3) «encargar» a llevar una vida digna y testificar.
Pablo no sólo les enseñó la Palabra, sino que les animaba a partir de sus
propias experiencias en el Señor.
El apóstol se regocijaba de cómo sus hijos espirituales
recibieron la Palabra de Dios. Sabía que el Espíritu de Dios obraría en sus
vidas si ellos recibían la Palabra y creían en ella. Si unimos Filipenses
2.12–13, Efesios 3.20–21 y 1 Tesalonicenses 2.13, veremos que Dios obra en
nosotros mediante su Palabra, su Espíritu y la oración.
Por último, Pablo
advirtió a su familia espiritual respecto a los enemigos que los perseguirían.
Si los cristianos se convierten en seguidores del Señor (1.6) y de las iglesias
(2.14), pueden esperar que Satanás y sus seguidores los persigan.
En vv. 15-16 Pablo señala algunos errores y pecados
de los judíos:
- Mataron al
Señor Jesús y a los profetas. Pero
no por eso el mensaje se anula.
Algunos queman la Biblia o la ignoran, creyendo así que ya no hay
más problemas!
- Persiguieron a
los cristianos. Ellos no aceptaban
el mensaje, y no permitían que otros lo aceptasen.
- No buscaban
agradar a Dios. Se aferraban a su
religión en vez de intentar obedecer a Dios. No es “¿Qué creo yo?”, sino “¿Qué dice
Dios?”.
- Estaban en
contra de las demás personas. Eran
arrogantes y engreídos, creyendo que solo ellos podían ser el pueblo de
Dios.
- Que estaban
exentos de la ira de Dios, que solo el gentil merecía. Por eso no querían que se les predicase
la salvación
IV. Pablo, como hermano cariñoso (2.17–20)
¡Cómo le encantaba a Pablo llamar «hermanos» a
estos santos! Usa la palabra veintiún veces en las dos epístolas a los Tesaloni-censes.
(Por supuesto, esto incluía también a las hermanas.) Se veía a sí mismo como
uno de ellos, una parte de la familia. En el versículo 17 dice que se había
«separado» de ellos por un corto tiempo, como un hijo lejos del hogar. Los
quería, oraba por ellos y deseaba grandemente verlos de nuevo. Después de todo,
la prueba de nuestra vida espiritual no es lo que hacemos cuando estamos en la
iglesia con «la familia», sino cómo nos conducimos cuando estamos lejos de la
iglesia. Pablo no era la clase de miembro de la iglesia que «se tomaba unas
vacaciones» de la casa de Dios.
Como
se mencionó antes, cada capítulo de esta epístola termina con una referencia al
regreso de Cristo. En el capítulo 1 esto se relaciona con la salvación; aquí en
el capítulo 2 se relaciona con el servicio. ¿Por qué pudo Pablo ministrar
fielmente y con amor a estos santos? Porque los veía a la luz de la venida de
Cristo. ¡Esperaba el día glorioso cuando se regocijaría por ellos en la
presencia de Cristo! Jesús sufrió la cruz «por el gozo puesto delante de Él»
(Heb 12.2); este «gozo» es sin lugar a dudas el de presentar la Iglesia a su
Padre (Jud 24). Por el mismo gozo Pablo sufrió toda clase de sufrimientos. ¿Nos
regocijamos en que contemplaremos a Jesús un día?