CUANDO JESÚS ORÓ POR TI
Juan 17.20-26
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Alejandro Magno – en su carrera a dominar al mundo,
marchaba a Jerusalén. El historiador
Josefo cuenta los detalles de ese momento tan temible para los judíos.
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Fuera de los muros estaba el sumo sacerdote Jaddua con
un tipo de corona con el nombre Dios inscripto en una placa de oro, y rodeado
por muchos sacerdotes y otros ciudadanos, todos vestidos con túnicas blancas…
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Así como Alejandro se vio reflejado en la profecía de
Daniel, podemos vernos en la oración de Jesús en Juan 17. No nos nombra individualmente, pero está
claro que nos tiene en mente (v.20).
I.
EL MINISTERIO DE LA
ORACIÓN
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La oración es central a la vida espiritual. Jesús dijo que debemos orar y no desmayar o
desanimarnos (Lucas 18.1); y Pablo enfatiza la prioridad de la oración (1
Tim.2.1). Santiago 4.2b dice que no tenemos porque no pedimos. Samuel dice “lejos sea de mí que peque contra
Jehová cesando de rogar por vosotros” (1 Sam.12.23), y Pablo instruye a que nos
pongamos toda la armadura de Dios, “orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu” (Ef. 6.18).
II.
LA ORACIÓN DE JESÚS
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Repasemos el capítulo 17. Primero Jesús oró por Él mismo (1-5). Luego en 6-19 Jesús oró por los 11
discípulos. Y en 20-26 Jesús oró por los
creyentes del futuro.
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Jesús oró por tres temas específicos en relación con
sus seguidores.
1. Oró
por nuestra unidad. 21-23
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Notemos las tres frases que Jesús usa aquí: “todos sean uno”, “ellos sean uno” y “sean perfectos en unidad”.
a. Jesús oró por unidad de fe (20b-21a). Esta unidad surge
de convicciones compartidas. En una
iglesia de California cuelgan unos inmensos cuadros de Ghandi, Lincoln, Jesús,
Lutero, y otros grandes de la historia.
En una placa arriba están las palabras, “Todos sois hijos de Dios” sacado de Gálatas 3.26. Pero no incluyen el resto del versículo que
dice “por la fe en Cristo Jesús”.
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La fe en Cristo es lo que nos une, no una fe nebulosa
en la bondad del hombre, sino una fe específica en Cristo Jesús.
2. Jesús oró por la unidad en gloria (22). ¿? En
vv. 6 y 8 Jesús habló de dar dos cosas a sus seguidores: su Nombre y su Palabra. Su persona y su
dirección. Somos unidos porque seguimos
al mismo Señor y vamos en la misma dirección.
Y eso trae gloria a Dios. Al leer
el pasaje vemos que todo apunta a un propósito en esta unidad: que el mundo
pueda creer que Dios envió a su Hijo (21) y para que lo sepan y que Dios los amó como amó a su Hijo (23).
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Nuestra unidad es un testimonio público, un anuncio al
mundo que Jesús vino de Dios y que el amor de Dios es para nosotros como lo es
a su propio Hijo.
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Jesús no ora por uniformidad—similitud
en organización, estilo, personalidad, o apariencia. Ni tampoco ora por unanimidad—acuerdo unánime entre un grupo de personas. Ni siquiera ora por unión—coalición o afiliación absoluta dentro del cristianismo. Lo que sí pide es unidad—unidad de corazón,
de fe, y de propósito.
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En la historia de la iglesia cristiana ha habido
muchas diferencias de opinión, estilo y ritual.
Pero hay una unidad que reina donde hay una experiencia profunda y
genuina con Cristo. La comunión entre
creyentes va más allá de todo límite de denominación o historia. Tanto San Pablo, Lutero, Calvino, Wesley,
Billy Graham, Luis Palau, encontrarían esa unidad profunda entre ellos, a pesar
de la separa-ción de nacionalidad, educación, o afiliación de iglesias.
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Jesús no pide por uniformidad de práctica o unanimidad
de pensamiento, o unión de toda organización cristiana. Es por una unidad que solo el Espíritu Santo
puede producir. No se consigue por
comité o consenso. Solo por fe en y amor
por Jesús.
- Jesús oró por nuestro destino.
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En su oración, Jesús pide que el Padre asegure nuestro
destino final (24). Esta seguridad está
basada en el amor entre el Padre y el Hijo. ¿Podemos imaginarnos un fundamento
más seguro? Oraba que estemos con Él en
el cielo, donde Él estaría rodeado de su gloria.
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Esa promesa de gloria es algo casi increíble y solo
posible por la obra de Cristo, que algunos de nosotros—los que han decidido
seguir a Cristo, serán amados por Dios y compartirán esa gloria con su Hijo.
- Oró por el amor entre ellos (25-26)
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Otra vez se basa en la perfecta relación entre Él y su
Padre. El Padre ama a su Hijo, y el Hijo
nos ama a nosotros. Por lo tanto, hemos
de amar a otros. Este amor ha de fluir
como un río profundo y ancho, y pasa por alto cualquier roca de diferencias
mínimas..
III.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA
NOSOTROS?
- Crecer en unidad significa ceder. Significa no fijarse en peque-ñeces o
desacuerdos o modos de pensar que no afectan nuestras relaciones. Los que gozan de la comunión Cristiana
en el sentido más profundo, tienen alta tolerancia.
- Conocer tu destino significa renunciar. Estando
seguro de nuestro futuro requiere que dejemos de luchar por esas
pequeñeces, que renunciemos y confiemos en Él.
- Para demostrar su amor signifca entregar. El amor cristiano debe ser visible y
tangible Dios no solo nos dice que
nos ama, y lo demuestra (Rom.5.8)
La
Muerte de Alejandro Magno
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Su muerte fue tan trágico como su vida fue
notable. Murió con 33 años como
alcohólico sin más mundos para conquistar.
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Tuvo algo de entendimiento cuando se vio en la
profecía de Daniel, pero la gloria del triunfo personal destronó la gloria de
Dios en sus ojos, y nunca siguió al Señor.
Santiago 1.22-24
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No seas como Alejandro, solo echando un vistazo al
espejo de las Escrituras. Que permitamos
que la Palabra de Dios nos siga cambiando (v.25)
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ResponderEliminarLa verdadera fe no es estoica, es decir, indolente, pasiva o apática. La verdadera fe es útil, porque es activa y productiva.
ResponderEliminarLa fe en ese sentido, no toma por excusa la soberanía de Dios, sino que por causa de Su soberanía, y por tanto, de Su voluntad, obedece. Esa obediencia es real y práctica. Es tangible y requiere por tanto de un esfuerzo. No está basada en las solas buenas intenciones, sino que está basada en Su voluntad.
En cuanto a la unidad se puede aplicar: Mateo 25:
ResponderEliminar31Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con El, entonces se sentará en el trono de su gloria; 32y serán reunidas delante de El todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. 33Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.…