CCP – 26.10.14
¿Quién es Jesucristo?
Juan 5.17-30
Historia de Alexander Solzhenitzyn - quien conoció el evangelio en un "gulag" en Rusia a través de un médico encarcelado, el cual murió por denunciar corrupción en la prisión.
I.
TRASFONDO
–
Repaso del cap. 5: hombre enfermo 38
años sanado milagrosamente; y reacción de los judíos por haber tomado esto
lugar el sábado.
II. RESPUESTA – Como respuesta a estas
críticas y malas intenciones, Jesús comienza un discurso con consecuencias e
implicaciones eternas.
A. Afirmación general, 17-18 – Respondiendo a los
fariseos, Jesús hace algunas afirmaciones tremendas, el primero siendo general: 17 Pero Jesús les
respondió: «Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo.»
Pero por esto los judíos
buscaban más aun como matarlo, no solo por hacer el milagro el sábado sino
porque llamaba a Dios su Padre:
18 Por esto los judíos con más ganas procuraban
matarlo, porque no sólo quebrantaba el día de reposo sino que, además, decía
que Dios mismo era su Padre, con lo cual se hacía igual a Dios.
B.
Afirmaciones
específicas, 19-30 – Jesús va de lo general a lo específico, haciendo sus
declaraciones más puntuales:
1.
“Soy
Igual a Dios”, 19-20. En este pasaje, como en
casi todos en donde Jesús se refiere a Dios como “Padre”, Dios es “mi Padre”, o
“el Padre”, no “nuestro Padre”. Afirma
tener una relación única con el Padre, y los judíos se dieron cuenta de lo que
realmente estaba diciendo. Afirmaba ser
igual a Dios e igualdad en lo que hacen.
19 Entonces Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: El Hijo no
puede hacer nada por sí mismo, sino lo que ve que el Padre hace; porque todo lo
que el Padre hace, eso mismo lo hace el Hijo. 20 Y es que el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que él hace; y
mayores obras que éstas le mostrará, para el asombro de ustedes.
Como una sombra que no es ni
idéntica ni independiente a lo que la arroja, el Hijo y el Padre son distintos,
pero dependientes uno del otro.
2.
“Soy
el Dador de Vida”, 21, 26 – Un ejemplo de las “mayores obras” se dan en estos
versículos:
21 Porque así como el
Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da vida a los
que él quiere.
26 Porque así como el
Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo el tener vida en
sí mismo;
Para afirmar su igualdad, Jesús dice que tiene el mismo poder que tiene
el Padre sobre los muertos. Reitera lo
que dice Juan en 1.4 “En ÉL estaba la vida”.
Y se comprueba con la resurrección de Lázaro en cap. 11. Muchos hoy dicen tener el poder para sanar,
pero solo Cristo tiene el poder para dar vida
3.
“Soy
el Juez Final”, 22-23 – Se atribuyó quizás la afirmación más
grande hasta ahora, Jesús dice:
22 Pues el Padre no juzga
a nadie, sino que todo el juicio se lo ha dado al Hijo, 23 para que todos honren
al Hijo tal y como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre
que lo envió.
Muchos creen que el Padre es el Juez de toda la humanidad. Pero estos versículos como muchos otros
indican que Jesús será el Juez (Hch. 10.42; 2 Cor. 5.10; 2 Tim. 4.1). Y es apropiado que Jesús reciba toda la honra
que un Juez, sentado a la diestra de Dios debe recibir.
Estamos ante la presencia de un Juez que fue una vez prisionero—acusado
malignamente, juzgado injustamente, azotado brutalmente, burlado en su
ejecución, y muerto sobre una cruz.
Porque el Padre honró el sacrificio de Cristo como un verdadero inocente,
sin decir una palabra en su defensa propia, nosotros también debemos honrarlo
(Filip. 2.9-11)
9 Por lo cual Dios
también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre
de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra,
y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios el Padre.
4. “Yo determino el destino del hombre”, 24 – No solo dice ser el Juez, sino que dice que puede liberar a
cualquiera de una condenación culposa.
24 De cierto, de cierto les digo: El que oye mi
palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, sino
que ha pasado de muerte a vida.
Repetición de “de
cierto…” enfatiza lo importante del mensaje.
Importante porque trae las buenas noticias: de la vida eterna sin la amenaza de juicio. Pero, primero se requieren dos cosas: Un oído atento, y un corazón creyente.
Cualquiera que acepta este regalo por fe entierra para siempre el temor de
estar separado de Dios (Rom.8.1,38-39)
5. “Levantaré
a los muertos”, 25-29 – Con
otro “de cierto, de cierto”, Jesús nos da información muy clara sobre la
resurrección.
25 De cierto, de cierto les digo: La hora viene, y ya llegó, cuando los
muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan vivirán. 26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado
al Hijo el tener vida en sí mismo; 27 y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del
Hombre. 28 No se asombren de esto: Vendrá el tiempo cuando todos los que están en
los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; pero los
que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
Surgen tres verdades
claras en cuanto al juicio: 1) Hay
definitivamente vida después de la muerte; 2) Cada ser humano tendrá parte en
ella; y 3) Todos entrarán en solo dos categorías: vida eterna o muerte
eterna.
Leyendo el v.29 ha
traído confusión. Parece decir que el destino eterno está basado en nuestras
obras buenas o malas, en vez de nuestra fe o incredulidad. Pero al estudiar lo que Juan escribe, es
claro que el hacer el bien es el resultado del evangelio que brota en el
corazón del que cree en el momento de nacer de nuevo (ver 6.29)
6. “Siempre
hago la voluntad del Padre”, 30 – Así como una sombra no se mueve por voluntad propia, así Jesús solo vino
a cumplir la voluntad de su Padre.
30 »Yo no puedo hacer nada por mí mismo. Yo juzgo según lo que oigo; y mi
juicio es justo, porque no busco hacer mi voluntad, sino hacer la voluntad del
que me envió.
Vemos lo mismo en cap. 8:
28 Entonces Jesús les dijo: «Cuando ustedes hayan levantado al Hijo del
Hombre, sabrán entonces que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que
hablo según lo que el Padre me enseñó.29 Porque el que me envió está conmigo, y no me ha dejado solo, porque yo
hago siempre lo que a él le agrada.»
·
Las
aseveraciones del Señor Jesucristo son tan radicales que merecen una entrega
igualmente radical a Él.
·
El
prisionero que compartió las atribuciones de Cristo con el Dr. Kornfield hizo tal
entrega. Para Kornfield, esas
afirmaciones estaban en contraste directo con la inmoralidad del comunismo, lo
llevó a tal entrega. Y el joven
Solzhenitzyn, cuya vida estaba entre el cielo e infierno en el hospital de la
prisión también desarrolló tal entrega.
¿Qué de vos?
¿Han las afirmaciones de Cristo hecho cambios radicales en tu vida?