CCP – 17-8-4
Un Hombre Enviado Por Dios
Juan 1.6-8, 19-34
TRASFONDO DEL ENVIADO
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Padres de Juan eran Zacarías y Elizabeth, ambos ya
de edad, que no esperaban tener un bebé (Lucas 1.7). Desde su niñez hasta que se presentó en su ministerio, Juan
vivió en el desierto (1.80). Se vestía con pelo de camello, usaba un cinto de
cuero, y comía langostas y miel (Marcos 1.6).
Predicaba sin “pelos en la lengua” para arrepentimiento, para preparar
mejor …
CARACTERÍSTICAS DEL
ENVIADO
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Aunque tenía un nombre muy común, él mismo era un
hombre “fuera de serie”
1. Era humano, pero no
común. Juan 1.6 nos revela algo sobre
él:
Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se
llamaba Juan.
·
No era ningún ángel, no era importante en la
sociedad. Solo Juan. Pero no era
ordinario. No era fariseo ni saduceo, ni
sacerdote ni levita ni escriba. No se
parecía a un profeta, no hablaba como sacerdote, ni tenía olor de santo.
2.
Era
lámpara, pero no luz. v. 7,8: Éste
vino por testimonio, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran
por él. Él
no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.
·
Juan vino como testigo con una sola meta en
mente: para que otros ven la luz. Sin pompa ni ceremonia, sin una educación
teológica ni como dignatario, era solo un mendigo hablando con otros mendigos y
contándoles dónde encontrar pan.
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Era lámpara, pero no luz. La verdadera luz que brilla a todos es solo
Jesús, y Juan se vio como una sombra del Salvador – v. 9: La
Palabra, la luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
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Juan solo daba testimonio de Él y decía en v 15 - Éste es aquel de quien yo decía: “El que viene después de mí es superior
a mí, porque existía antes que yo.”
IL – Tenemos distintos
tipos de lámparas: bronce, madera, candelabros, botella de Sprite, pedazo de
árbol, etc. Pero lo que importa no es tanto
la lámpara, sino la luz que da al cuarto o al lugar. ¿Estás exhibiendo a Cristo en tu vida como la
Luz verdadera del mundo, o estás llamando más atención a la lámpara que lleva
esa luz para que otros vean? Está la luz
de Cristo brillando en tu vida, o tiene una pantalla de pecado que oscurece esa
luz?
3. Era una voz, no la
Palabra. Era solo una voz en el desierto,
mientras Jesús era la Palabra de Dios.
19 Éste
es el testimonio de Juan. Cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes
y levitas para que le preguntaran: «Tú, ¿quién eres?», 20 Juan
confesó, y no negó, sino que confesó: «Yo no soy el Cristo.» 21 Y le
preguntaron: «Entonces, ¿qué? ¿Eres Elías?» Dijo: «No lo soy.» «¿Entonces eres el profeta?» Y él respondió: «No.» 22 Le
dijeron: «¿Quién eres, entonces? Para que demos respuesta a los que nos
enviaron, ¿qué dices de ti mismo?» 23 Juan
dijo: «Yo soy la voz que clama en el desierto: “Enderecen el camino del Señor”,
como dijo el profeta Isaías.»
·
Malaquías predijo que Elías vendría a proclamar la
aparición del Mesías (Mal. 4.5), y los otros evangelios identifican a Juan el
Bautista como tal. Juan niega que era
Elías, pero no que vino en el poder de Elías (Lucas 18.15)
·
¿Qué significa “enderezar” el camino del Señor? La cita es de Isaías 40.3: ¡Escuchen!
Es la voz de alguien que clama:
«¡Abran camino a través
del desierto para el Señor!
¡Hagan una carretera derecha a través de la tierra baldía para nuestro Dios! (NTV)
¡Hagan una carretera derecha a través de la tierra baldía para nuestro Dios! (NTV)
·
El cuadro que tenemos es de los días cuando no habían caminos
pavimentados, solo huellas en los campos.
Si tenía que viajar un rey, tenían que construir y enderezar o alisar un
camino para que la carroza del rey pueda viajar sin problemas. Algo así fue el mensaje de Juan el Bautista.
·
Hoy sigue habiendo un “desierto” en los corazones
del hombre y mujer. ¿Cómo se describiría tu corazón? El camino al cielo está pavimentado con
corazones preparados, corazones arrepentidos, corazones fértiles y
tiernos. Isaías 40:3-4 aclara que hay
que preparar el corazón antes que se pueda acercar el Señor: ¡Escuchen!
Es la voz de alguien que clama: «¡Abran
camino a través del desierto para el Señor! ¡Hagan una carretera derecha
a través de la tierra baldía para nuestro Dios! Rellenen los valles
y allanen los montes y
las colinas; enderecen las curvas y suavicen los lugares ásperos. (NTV)
·
Cuando lees tu Biblia y oras, ¿primero preparaste el
camino en tu desierto para que el Señor obre?
Cuando alabas al Señor, ¿suavizaste un camino para tu Dios? Si Dios parece lejano, quizás tienes que
hacer algunas reparaciones y arrepentimiento para preparar ese camino.
4.
Era útil, pero no indispensable. Aun confundidos, los fariseos indagaron un
poco más (Jn. 1.25-26): lo interrogaron: —Pues si no eres el Cristo, ni Elías ni
el profeta, ¿por qué bautizas?
—Yo bautizo con agua, pero entre ustedes
hay alguien a quien no conocen, y que viene después de
mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las
sandalias. Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del
río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
·
Podemos ver su humildad en v.27. En esa época, un discípulo era enseñado que
debía hacer para su amo todo lo que haría un esclavo, menos desatarle las
correas de sus sandalias. Juan estaba
dispuesto ha hacer el trabajo más ordinario para el Mesías.
5. Era un testigo,
pero no objeto de adoración. Un testigo
no habla de si mismo, sino testifica sobre lo que ha visto y escuchado. Esto lo vemos en vv. 29-33:
Al día siguiente Juan
vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo! De éste hablaba yo
cuando dije: “Después de mí viene un hombre que es superior a mí, porque
existía antes que yo.” Yo ni siquiera lo
conocía, pero, para que él se revelara al pueblo de Israel, vine bautizando con
agua.»
Juan declaró: «Vi al
Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él. Yo mismo no lo conocía,
pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que
el Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.” Yo lo he visto y por eso testifico que éste
es el Hijo de Dios.»
CARACTERÍSTICAS DE UN ENVIADO POR DIOS HOY
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El liderazgo en una iglesia tiene sus peligros: orgullo, egocentrismo, envidia, celos,
búsqueda de popularidad, inhabilidad asumida, ilusiones que es indispensable,
etc. Pero Juan nos da un principio
eterno en 3.30:
·
A él le toca crecer, y a mí menguar.
(Él debe
tener cada vez más importancia y yo, menos. NTV)