CCP – 7-9-14
Érase una Noche…
Juan 3.1-16
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Jesús estaba en Jerusalén para la primera fiesta de
Pascua en su ministerio. Había limpiado
el Templo, además de otras señales o milagros para comprobar que era el Mesías
(2.23).
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Vimos que la reacción a todo eso fue bastante
superficial y Jesús podía ver eso. Pero
había un hombre que se distinguió por no tener miedo de mostrar interés. Cap. 3 comienza con “Pero entre los…”
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Nicodemo perteneció al partido religioso de los
Fariseos, quienes tuvieron su inicio en el tiempo de los Macabeos (quienes iniciaron
una revuelta contra el ejército sirio.
Siria, bajo Antíoco IV, quiso prohibir la práctica de religión). Los fariseos lograron hacer volver al pueblo
judío a los mandamientos de Moisés.
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Pero con el tiempo los fariseos elevaron las
tradiciones y las leyes mosaicas al punto que contradecían las Escrituras
(Mat.15.2,9)
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Políticamente, Nicodemo era un gobernante de los
judíos, probable-mente bien acaudalado. Pertenecía al grupo gobernante llamado el
Sanedrín que consistía de 71 miembros (sacerdotes, ancianos, escribas), y
presidido por el sumo sacerdote.
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Profesionalmente, Nicodemo era un maestro (3.10 “tú eres el maestro…)
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Vino a Jesús de noche, probablemente para poder
estar a solas con Jesús sin la interferencia de las multitudes y para que otros
no opinen mal de él. Quizás buscaba
comprobar que Jesús era el Mesías enviado por Dios, después de escuchar “la casa de mi Padre” al limpiar
el templo. Buscaba llenar el vacío de su
corazón.
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También Juan el Bautista ya había creado un fervor
popular con sus predicaciones.
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El tema principal de la conversación era la
importancia del nuevo nacimiento para entrar en el reino, y la experiencia del
nuevo nacimiento a través de la fe en Cristo
1. La Necesidad del Nuevo Nacimiento, 3.1-7
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La respuesta de Jesús va directamente al grano, pues
lo que Nicodemo preguntaba tenía poca importancia. “Hablemos
de lo que realmente importa. Cómo uno
puede entrar a ese reino”.
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El nuevo nacimiento no es una sugerencia, es la
primera demanda del evangelio. Razones:
a)
Hay un nacimiento natural, 6 – Jesús declara que lo
que es nacido de la carne, carne es. No
podemos mejorar la carne. Y para entrar
al cielo no podemos con ese cuerpo. Ni
siquiera lo quisiéramos. Nada puede sustituir el nuevo nacimiento. La regeneración es un acto, no un
proceso. Solo a través del Espíritu de
Dios puede uno recibir el nacimiento espiritual en que la misma naturaleza de
Dios es implantada en el hombre.
b)
Hay un nacimiento espiritual, 3,5 – El reino de Dios
es espiritual, por lo tanto el hombre necesita un nacimiento espiritual para
poder ver y entrar en ese reino. Una
traducción más exacta sería “nacido de
arriba”.
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El contexto indicaría que “agua” se refiere al
nacimiento físico, al vientre materno, a la bolsa de agua que rompe al nacer el
bebé.
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Para entrar al reino uno debía “nacer del agua y del Espíritu” (Eze. 36.25-27 donde Dios predice
que esparcirá agua y les dará un corazón nuevo y su Espíritu para limpiarlos)
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En el N.T. “agua” es usado como símbolo de la
Palabra de Dios, que muestra al hombre su pecado y anuncia la salvación en
Cristo. La Palabra de Dios nos señala el objeto de nuestra fe, y el Espíritu
nos regenera y da vida nueva con la vida de Dios. 1 Pedro 1.23, Ef.5.26, Stg. 1.18.
2. El Misterio del Nuevo Nacimiento, 3.8-13
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¿Cómo se explica racionalmente el proceso de la
concepción y compleción de un nacimiento natural? El proceso del nuevo nacimiento es
misterioso, pero los resultados son visibles – su fruto.
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Nadie nos tiene que señalar que tuvimos un
nacimiento físico. Así también el
nacimiento espiritual dará evidencias de que algo pasó: nace un nuevo deseo de conocer a Dios,
entregarnos a Él, obedecerle.
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Jesús se sorprende que Nicodemo no sabía esto, ya
que todo esto está en el A. Testamento.
Las “cosas terrenales” (v.12) eran los planes revelados de Dios para
regenerar al hombre. Si no entendía
esto,¿cómo podría entender las cosas celestiales que tienen que ver con la
revelación completa de Dios?
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Demostraremos el fruto del Espíritu como prueba de
que hemos nacido de nuevo – Gál. 5.22-23.
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Hay algunos que por falta de oportunidad o enseñanza,
o por una situación de poca comprensión, han nacido de nuevo, pero no
entendieron nada. Por otro lado hay
aquellos que son muy instruidos en la Biblia y doctrina (como Nicodemo), y sin
embargo no han nacido de nuevo (1 Cor. 1.18-21)
3. La Base del Nuevo Nacimiento, 3.14-16
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El nuevo nacimiento no puede originarse con el
hombre
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Lo único que hace posible el Nuevo Nacimiento fue la
muerte expiatoria de Cristo en la cruz.
Él tomó el lugar de los pecadores y su mérito infinito fue puesto en su
cuenta. Sufrió en lugar del pecador.
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Israel había pecado contra Dios, quejándose de su
situación a pesar de haber sido liberados de la esclavitud. Dios envió serpientes venenosas como juicio. Para no caer muertos, debían reconocer su
pecado y mirar a una serpiente de bronce en señal de arrepentimiento y
confianza.
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Así como el israelita tuvo que mirar la serpiente en
el desierto (Núm. 21.4-9), así el pecador solo tiene que mirar a Cristo y
confiar en Él. Para Nicodemo esto era algo que él conocía. Israel fue rebelde en el desierto y
experimentaron la ira de Dios. Pero Dios mismo proveyó el medio por lo cual
podrían escapar de la muerte, una serpiente de bronce sobre una columna.
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Cristo vino para eso, para traernos salvación, no la
condenación.
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Para nosotros es gratis, pero a Dios le costó la
entrega de su Hijo amado y único; y al Hijo los sufrimientos, vergüenza y
muerte en la cruz.
4. El Alcance del Nuevo Nacimiento, 3.16
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“Todo aquel que en
Él crea”
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La simplicidad del nuevo nacimiento confunde al más
sabio de los hombres
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Juan 3.16
ha sido traducido a más de 2000 idiomas y es el
versículo más famoso de la Biblia. Es el
corazón del evangelio y es para todo el mundo.
- El dador más grande – “De tal manera amó Dios”
- El amor más grande – “amó Dios al mundo”
- El alcance más grande – “al mundo” nadie está fuera de su
alcance.
- El regalo más grande—“ha dado a su Hijo Unigénito
- El Personaje más grande—“Hijo Unigénito”. Hasta dividió la
historia del mundo antes y después.
- La oferta más grande—“para todo aquel que en Él cree”
- La sencillez más grande—“que en Él cree”. La única
condición es creer. La salvación se recibe como un regalo y se recibe por
una sencilla decisión de fe (Jn.20.31; Ef.2.8,9)
- La salvación más grande—“no se pierda”. Al no creer, ya estamos condenados
(v.18).
- La posesión más grande—“mas tenga vida eterna”. ¿Puedes pensar en algo más grande? Tener a Cristo es tener vida eterna (1
Jn.5.20).
- La decisión más grande—Cada hombre, mujer, y niño debe tomar esta crucial decisión. Es lo único que Dios no hace por el hombre. Todo lo demás lo hizo Él. La decisión es de cada uno. La decisión es TUYA!
¿Cuál ha sido tu
decisión? ¿Ya tomaste esa decisión? Si no, hazlo ahora!
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