viernes, 17 de octubre de 2014

Sanando a la Distancia, Juan 4.46-54

Sanado a la Distancia
Juan 4.46-54

·         (Tumba de un niño)  La mayoría esperamos llegar por lo menos a los 70 años.  Pero las estadísticas no siempre favorecen esa expectativa.  Esperamos la muerte de nuestros padres.  Pero nunca esperamos enfrentar la muerte de nuestros hijos.
·         Nicolás Wolterstorff recibió un llamado telefónico con noticias de un accidente en las altas montañas.  En su libro Lamento por un Hijo, reflexiona como padre por sus sentimientos dolorosos.
   Desaparecido de la faz del mundo.  Espero un grupo de estudiantes cruzar la calle, y de pronto pienso: no está allí.  Voy a un partido de fútbol y me encuentro mirando a los jóvenes de 21 años: ninguno de ellos es él.  En las multitudes y en las calles y en los salones e iglesias y escuelas y bibliotecas y juntas de amigos en nuestro mundo, no lo voy a encontrar.  Solo su ausencia
   Silencio. “¿Vino carta de Eric hoy?” “¿Cuándo dijo Eric que llamaría?”  Ahora solo hay silencio.  Ausencia y silencio.
   Cuando nos juntamos ahora siempre falta alguien.  Su ausencia es tan presente como nuestra presencia.  Su silencio tan fuerte como nuestro hablar.  Sí, hay cuatro hijos, pero siempre falta uno.
  Cuando estamos todos juntos, no estamos todos juntos.
  Es el nunca que es tan doloroso. Nunca más estará con nosotros—nunca para sentarse con nosotros en la mesa, nunca para viajar con nosotros, nunca para reírse con nosotros, nunca para llorar con nosotros, nunca para abrazarnos cuando se va a estudiar, nunca para ver a sus hermanos y hermana cuando se casen.  Todo el resto de nuestra vida tendremos que vivir sin él.
·         En Juan 4 vemos la emoción de un padre que teme la muerte de su hijo.
El Pedido Desesperado del Oficial, 46-47
·         El primer milagro que Jesús hizo fue transformar el agua a vino (2.11).  Aquí Juan nos relata su segundo milagro—la sanidad del hijo de un oficial, enfermo a unos 30 kms. de lejos.
·         Era un oficial de Herodes (gr. basiliko), pero su rango no significaba nada. La vida de su hijo estaba en juego.  Por lo tanto no va a Herodes sino a Jesús, la fuente de vida.
·         Los padres deben estar siempre presentando sus hijos al Señor. No hay nada demasiado grande para Cristo, sea rico o pobre.  ¿Cómo supo de Jesús?  Vio o escuchó de algún otro (47; Rom. 10.14-15).
·         Interesante como la enfermedad lleva una persona a Cristo más que la prosperidad.  CS Lewis dijo “Cuán difícil es volcar nuestros pensamientos a Dios cuando todo nos va bien”.
·         Jesús fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.  En Cafarnaún había un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.  Cuando éste supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que bajara y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir  (4.46-47 RVC)
·         Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte (LBLA)
·         Mapa
·         El tiempo imperfecto de “rogó”  -- “rogaba” da la idea de algo continuo (le seguía rogando).  Como muchos seguidores, pensó que Jesús tenía que ir adonde el hijo para poder sanarlo.
·         Vemos que 1) le dijo a Jesús lo que tenía que hacer; 2) presentó la necesidad antes de presentarse a si mismo.  ¿Qué sería lo mejor?: simplemente presentarse ante Jesús y dejar el problema con Él para que tratara con el problema como Cristo quisiera.  Casi parece duro como Jesús le contestó:
La Prueba de Fe del Oficial, 48-49
·         Jesús le dijo: «Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen.»
·         Para entender mejor, debemos reconocer que Jesús atrajo la atención de muchos, como si fuera un circo ambulante “¡Vengan a ver el milagrero de Galilea!”. El oficial insistió, casi desesperado.. El oficial tenía fe, pero no una fe inteligente.  Quería ver…  Insistió.
·         El oficial del rey le dijo: «Señor, ven a mi casa antes de que mi hijo muera.» 
·         Jesús quería que tuviera una fe basada en su palabra, no solo milagros. Recordemos que los samaritanos creyeron sin pedir milagros.
La Victoriosa Fe del Oficial, (50-53)
·         Jesús le dijo: «Vuelve a tu casa, que tu hijo vive.» Y ese hombre creyó en lo que Jesús le dijo, y se fue.
·         Nunca es fácil aceptar la muerte de alguien.  Pero el oficial creyó de tal manera que solo dice “se fue”. 
·         Recordemos que la primera tumba cavada fue para un hijo, no un padre.  Debemos gozar de la familia mientras la tengamos… como flores que se desvanecen.
·         Veamos algunos de los resultados de esta fe victoriosa.
1.       El Oficial:  creyó.  El oficial siguió las instrucciones de Jesús de volver a su casa.  Por las palabras que usa, vemos que no se fue a toda carrera.  Podemos pensar que dejó la presencia de Jesús totalmente seguro que sus palabras formaron una promesa.  Y descansó en esa promesa.
Cuando se dirigía a su casa, sus siervos salieron a su encuentro y le dieron la noticia de que su hijo estaba vivo. Cuando les preguntó a qué hora había comenzado su hijo a sentirse mejor, le contestaron:
—Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre. (NTV)
·        Solo había unos 30 kms para caminar. Podría haberlo hecho en 4 o 5 horas.  Pero sus siervos le dicen, “ayer”.  Tal era la confianza que no se fue a casa hasta el próximo día. ¡Eso es fe!
2.       Los siervos: entusiasmados.  Otra vez, el verbo imperfecto indica algo continuo:  “decían”, quizás repitiendo una y otra vez: “Tu hijo vive, vive, y está bien!”
3.       Su hogar:  avivamiento.  El milagro no solo causó entusiasmo,, sino un avivamiento en su hogar.
Entonces el padre se dio cuenta de que precisamente a esa hora Jesús le había dicho: «Tu hijo vive.» Así que creyó él con toda su familia.
  • Un pasaje interesante está en Lucas 8.1-3:
Después de esto, Jesús andaba por todas las ciudades y aldeas, y allí proclamaba y anunciaba las buenas noticias del reino de Dios. Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían sido expulsados siete demonios; Juana, la mujer de Chuza, el intendente de Herodes; Susana, y muchas otras que los atendían con sus propios recursos.

  • En v.3 vemos a una Juana que era esposa de Chuza, un administrador u oficial de Herodes.  Apoyaban a Jesús en forma privada… ¿no serían ellos los padres del joven sanado en Jn.4

Conclusión:
v. 54: Esta segunda señal la hizo Jesús cuando fue de Judea a Galilea.
  •   La afirmación de Juan está relacionada con su propósito mayor en escribir este libro, para que el lector pueda “creer que Jesús es el Cristo”(20.31).  Este milagro fue evidencia clara de deidad de Cristo
    Aplicación.
    ·         La compasión de Cristo no tiene límite físico ni de espacio. Este relato demuestra su poder y señorío sobre todo, incluyendo la enfermedad.  Los que somos padres (y madres) podemos aprender algunas lecciones de esta historia.
    1.      Un padre fiel debe admitir sus necesidades (46-49).  Este padre buscó ayuda cuando se enfrentó a una necesidad imperante. No tenía miedo de admitir su necesidad de pedir ayuda frente a otros. No se hizo pasar por un pilar de fuerza independiente.  ¿Somos vulnerables?  ¿Somos honestos en cuanto a nuestras necesidades … con nosotros mismos, …con Dios, …con otros?
    2.      Un padre fiel debe conocer a sus hijos.  No envió a un sirviente o a su esposa “Tengo tanto que hacer en la oficina real, andá vos!”.  Estaba involucrado con su familia.  Hombres, ¿somos culpables de darle demasiada responsabilidad de familia a la esposa?  Si es así, a ella le costará creer que le damos importancia.
    3.      Un padre fiel debe creer en la Palabra de Dios (50,53).  Quizás en este momento estás preocupado por una situación lejos de aquí. ¿Puedes confiar en Dios de estar allí?  ¿Vas a confiar en Él? 
    4.      Un padre fiel debe caminar por la fe.  ¿Marcas el paso en cosas espirituales?  Cuando alguien de tu familia necesitas consejo, ¿te buscan a ti?  ¿Promueves la iglesia y actividades espirituales a tu esposo o esposa e hijos?  Si Dios te llevara esta noche, ¿recordaría tu familia tu fe gozosa y centrada en Cristo?
    5.  Un padre fiel debe gozar la vida con su familia.  ¿Te pareces a lo siguiente: “callate la boca… apaga esa luz… limpia tu pieza… vale demasiado… crees que la plata crece en árboles”?  Dios no nos puso como sargentos y tus hijos como reclutas de la marina. Te dio una familia para cuidar… como un jardinero que cuida sus plantas. ¿Tus hijos recordarán su niñez con gozo o depresión


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