CCP 18-10-15
Matrimonios y separación
1 Cor. 7.8-16
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(Votos en el acto de matrimonio)… ¿Hay
palabras más tiernas? ¿Y hay alguna unión más profunda y feliz que hombre y
mujer que formen una sola carne?
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Dios diseñó el matrimonio para ser una
unión íntima (Gén.2.18, 24-25; Prov. 5.18-19), una unión de honra y pureza
(Heb.13.4). Dios creó todo bello, y el matrimonio es su obra cumbre en lo que
tiene que ver con relaciones humanas.
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Pero así como la belleza de su santidad
trae vida y belleza, así el pecado toca a todo con su toque de muerte. Así también el matrimonio es tocado por el
pecado y suele ser roto a dos personas dolidas y heridas.
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Algunos disfrazan el dolor de la
separación al retener una forma de convivencia, pero una pared los separa al
seguir con la vida. Otros se ponen
iracundos y se abusan psicológica o físicamente. Intentan golpear a su cónyuge
con palabras brutales o aun golpes.
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La separación ofrece un escape—una salida
de un matrimonio que salió mal.
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Un hogar dividido no puede mantenerse de
pie, y los que intentan arreglar las piezas rotas de sus vidas no suelen encontrar
la solución.
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Y al final, entra el divorcio y la
confusión y se rompe algo que podía haber sido hermoso. En el pasaje de hoy, veremos como Dios quiere
que enfrentemos estas situaciones difíciles.
1. Respuestas para Divorciados y Viudos
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v. 8 - Todos sabemos que el viudo o la viuda
es la persona que pierde su cónyuge por muerte.
Pero la palabra “solteros” (gr. ágamos)
se refiere a solteros que fueron casados pero ahora están divorciados y no
se han vuelto a casar (esta palabra aparece 4x en el N.T., y todas en este
capítulo v.11, 32, 34). “Descasados” sería
una buena traducción.. Pablo se dirige a
estos dos grupos buscando lo mejor de Dios para ellos.
1) El
Ideal. El ser
soltero era el ideal para Pablo, v.8.
Para el viudo como el soltero divorciado, Pablo les recomienda que se
queden sin casarse, no para imponerles una vida de soledad, sino para librarlos
de los cuidados y preocupaciones de estar casados (32-35).
2) La
Excepción. Sin embargo,
Pablo sabía que todos los solteros o viudos no tienen el don de celibato, no
todos pueden controlar sus deseos sexuales, y de ellos Pablo dice: “que se
casen” (9a).
3) La
Razón. Es mejor casarse que quemarse con pasión (9b).
Si no puede ser feliz y servir al Señor eficazmente, dominado por alguna
pasión sexual que no satisface, viviendo en una sociedad perversa, mejor
casarse. En vez de estar atormentado o
satisfaciendo sus deseo en forma inmoral, Pablo les dice que se vuelvan a
casar.
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Jesús también permite el re casamiento en
algunos casos. Específica-mente si
fueron divorciados porque sus cónyuges fueron infieles (Mt.19.9). Allí “porneia”
no describe una única experiencia, sino un negarse a permanecer fieles y vivir
una vida inmoral.
2. Respuestas para los Casados
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En 10-16 Pablo cambia de hogares rotos de
los divorciados o viudos a los hogares de los que están casados pero no
felices.
1) El
Ideal, 10,11. Pablo
reafirma lo que Jesús enseñó: El
matrimonio no es sellado en el cielo para ser roto en la tierra. Los cónyuges han de aferrarse el uno al otro,
unirse y ser una carne—permanente-mente.
Los matrimonios cristianos no deben someterse a la destrucción del
divorcio, pero deben hacer todo lo posible para nutrir y construir sus
matrimonios.
2) Las
Excepciones, Lamentablemente, este ideal no siempre se mantiene
en un mundo lleno de pecado. Pablo se
enfrenta con la realidad: nos da guías prácticas para manejar situaciones
penosas con la dirección de Dios.
a. Matrimonios Cristianos rotos, 11. Por cuestiones de egoísmo, si bien
Dios quiere que la unión de esposo y esposa dure como un pacto sagrado, puede
ocurrir divorcio. Si hay divorcio, deben
permanecer solteros o comenzar de nuevo con sus cónyuges—no con otra
persona. Pero el creyente puede casarse
cuando el divorcio se debe a la inmoralidad sexual (Mt.19.9). Aun cuando pasa esto, el creyente solo debe
casarse con otro creyente (v.39b, 2 Cor. 6.14).
b. Matrimonios mixtos. ¿Qué
pasa cuando uno de los cónyuges es creyente cristiano y el otro no lo es? ¿Debe
continuar, o la incompatibilidad espiritual va a dictar un final? Jesús no toca este tema en su ministerio, así
que Pablo nos da consejo de Dios basado en su autoridad dada por Dios (12-13)
c. Matrimonios mixtos que fallan. Cuando el no creyente se va—literalmente “se separa de, se divorcia” del creyente
(14,15). —El
creyente no ha iniciado ni alentado la separación. Pablo solo dice, “que se vaya”. El creyente
es víctima de una deserción voluntariosa y por lo tanto no está bajo
servidumbre, no está más esclavizado a esa relación. Dios desea la paz para tal persona, no miseria. Si el que fue abandonado encuentra felicidad
en casarse otra vez, es libre pero solo
en el Señor (9,39)
3) Las Razones. ¿Por qué debe el creyente intentar mantener
ese matrimonio con el cónyuge inconverso?
Tres razones:
a. El cónyuge inconverso es “santificado”. Así como la casa de Labán fue bendecida por
la presencia de Jacob (Gén.30.27) y la casa de Potifar por la presencia de José
(39.5), así el no creyente es bendecido por el cónyuge cristiano. El creyente es un representante de Cristo en
el hogar, exponiendo su Persona y su presencia ante el otro. El inconverso es santificado, puesto aparte,
por la presencia del Señor en la vida del creyente, 7.14a
b. Limpieza espiritual de los hijos. El
padre o madre cristiano que cría a sus hijos de acuerdo a las normas de Dios
tendrá un impacto espiritual sobre los hijos.
Ellos sabrán lo que está bien y mal y conocerán la gracia de Dios, 14b.
c. Salvación del cónyuge incrédulo. El hecho de que uno se convirtió a Cristo,
significa que Dios está obrando en ese matrimonio. Manteniendo esa unión y viviendo la vida nueva
en Cristo, el cónyuge creyente puede en gran manera influenciar al otro para
que también se entreguen a Cristo (1 Pedro 3.1-2)
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La Biblia permite el divorcio bajo algunas
circunstancias, pero nunca lo alienta.
El divorcio es el fracaso del amor, y solo se debe permitir cuando todo
otro medio ha sido empleado. Por lo
general, si se siguen las normas de Efesios 5.22ss, el divorcio nunca entraría
en juego.
3. Relación con los Divorciados
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¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia
divorciados? A veces los tratamos comos
si hubieran cometido el pecado imperdonable.
En algunas iglesias ya no pueden ministrar ni formar parte de un grupo
social. Algunos creyentes se sienten
incómodos si se encuentran solos con un divorciado.
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Pero, ¿es perdonable el divorcio? ¿El Señor los perdona? Como creyentes debemos ser personas que
perdonan—personas que consuelan y restauran, no condenan y castigan.
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Los divorciados necesitan nuestro amor,
abrazos, aliento, y nuestro tiempo. No
nos olvidemos de ellos. Si fueron
perdonados por un Cristo amante, debemos también extenderles nuestros brazos
con ese perdón.
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¿Has sido TÚ perdonado por el Señor?
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